1- Honra ante todo a los Dioses Inmortales tal cual lo establece la Ley.
2- Venera asi mismo a los nobles Héroes.
3- E igualmente a los Iniciados de la Tierra, venéralos ejecutando lo que dicen las reglas de la Ley.
4- Honra también a tus padres, así también como a tus parientes.
5- En cuanto a los demás, haz tu amigo al que se distingue por su virtud.
6- Presta atención a sus consejos y a sus virtuosos actos.
7- Acostúmbrate a conquistar y superar lo siguiente:
La gula ante todo, luego la pereza, la lujuria y la ira.
8- Y no hagas jamás nada vergonzoso. Ni con otros ni tú sólo.
Sino que ante todo respétate a ti mismo.
9- Enseguida ejerce la justicia en actos y palabras.
Y no tómes por hábito el comportarte sin reflexión.
Recuerda que morir es el destino de todos.
Y en cuanto a las riquezas, acepta, ora el adquirirlas, ora el perderlas;
recuerda que las bondades de la fortuna son inciertas.
10- Respecto a los sufrimiento s que los mortales reciben mediante los destinos divinos.
Soporta con paciencia lo que te toca en suerte, sea lo que sea, y nunca te quejes o indignes.
Aunque será conveniente curarte del mejor modo que puedas, reflexionan do de esta manera:
Que a las gentes de bien, no muchas de estas cosas da el Destino.
11- En cuanto a las muchas palabras que salen por la boca de los hombres,
buenas las unas, malas las otras.
Ni te turben ni te dejes influenciar por ellas.
Y si alguna mentira se pronuncia, sopórtala con paciencia y dulzura.
12- Y lo que ahora voy a decirte, mucho cuidarás de cumplirlo en toda ocasión:
Que nadie con palabras te induzca, ni con actos,
a hacer o decir aquello que no sea para ti lo mejor.
13- Reflexiona antes de la acción para que no se produzca nada censurable.
Es, en efecto, propio de hombres débiles, hablar y actuar irreflexiva mente.
Por tu parte, dedicate a realizar aquello
que posteriorme nte no te cause pena o te te obligue a arrepentirt e.
14- Absteniéndote siempre de aquello que no conozcas;
Pero aprendiendo todo cuanto te sea necesario,
con lo que tu vida será la más dichosa.
15- No es preciso de la salud de tu cuerpo, tener negligencia .
Pero en la bebida, el alimento y la gimnasia, que la medida sea observada.
Llamo medida a lo que nunca te apenará.
16- Habitúate a llevar un género de vida limpio y decente pero no lujoso.
Y evita siempre hacer lo que pueda provocar envidia.
No seas avaro tampoco; en todas las cosas excelentes, guarda la medida.
No gastes inoportunam ente, como aquel que ignora la decencia y la medida de lo adecuado.
17- Haz, pues, aquello que no te perjudique,
y reflexiona antes de obrar.
18- No permitas que el sueño cierre tus ojos
antes de haber examinado cada uno de tus actos del día:
¿ En que he cometido error ?
¿ Que he hecho ?
¿ Que no he hecho que debía hacer ?
Empezando por el primer punto ve hasta el fin, y en seguida,
si son cosas vergonzosas las que has cometido, castígate,
pero si has obrado bien, alégrate.
19- Practica de este modo con todo tu esfuerzo
y medita acerca de ello;
es preciso que ames esta práctica con todo tu corazón.
Ella te pondrá sobre las huellas de la divina virtud;
Te lo aseguro por aquel que a nuestra alma
ha transmitido la Tetraktis,
fuente de la eterna naturaleza.
20- Pero sólo emprende una tarea
tras haber rogado a los dioses poder acabarla.
21-Y habiéndote transformad o
en el amo de estas cosas,
conocerás la naturaleza del hombre
y de los Dioses inmortales.
Y hasta que punto los elementos se separan
y hasta donde permanecen unidos.
Y conocerás, en la medida de la justicia,
que la naturaleza es Una y en todo semejante.
Con lo que jamás esperarás lo que no puedes esperar,
ni habrá nada oculto para ti .
22- Y sabrás también que los hombres atraen voluntariam ente
y por propia elección los males que los aquejan.
Desgraciado s como son, no ven ni alcanzan a comprender
que el bien está junto a ellos.
Pocos son los que saben liberarse de desgracias.
Tal es la suerte que extravía el espíritu de los mortales;
y como objetos que ruedan,
de una parte a otra van sufriendo males infinitos.
Triste compañera la Discordia, los extravía sin que ellos se den cuenta,
innata en ellos, es preciso no excitarla y provocarla,
sino por el contrario, ceder para poder evitarla.
23- ¡ Oh Zeus, Padre !
de muchos males librarías a los hombres,
con sólo mostrarles de que divinidad se ayudan.
En cuanto a ti, ten confianza,
puesto que son de raza divina los mortales
a quienes la naturaleza sagrada
presenta la revelación de los misterios.
Si en ello te interesas, triunfarás en lo que te ordeno,
y tras haber curado tu alma, la salvarás de sus penas.
24- Utiliza tu razón y examina cuidadosame nte cada cosa ,
dejando que te guie
y dirija la comprensión que viene de lo Alto,
que es la que debe llevar las riendas.
25- Luego, tras el abandono de tu cuerpo,
si llegas al éter libre, serás inmortal.
Un dios incorruptib le.
Y la Muerte ya no tendrá sobre ti dominio alguno.
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