Más allá de obtener gloria y elogios por sus actuaciones personales, su ilusión fue realizar una obra en la que pudiese trasladar su experiencia y amor de lo que es motor de su vida. Así concibió Lord of the Dance, con música original del irlandés Ronan Hardiman. El espectáculo se estrenó de Dublin, Irlanda, en 1996. Desde entonces, el entusiasmo que despertó no sólo alargó temporadas sino que dio pie para que se crearan otros elencos para que Flatley pudiese cumplir con las innumerables propuestas que su pieza originó.
A lo largo de 29 números musicales en los que se entremezclan números corales con piezas solistas, cantantes y músicos virtuosos, Lord of the Dance transporta al espectador al mundo mágico de las leyendas y la mitología celta, poblada de druidas, dioses, espíritus y personajes enfrentados.
También hay lirismo en dúos de enamorados, luminosidad, simpatía y sensualidad.
El argumento pivotea sobre eternos valores contrapuestos: el bien, encarnado por el Lord of the Dance (caballero de la danza); y el mal, el Señor de la Oscuridad. El primero se ha ganado el título por su honestidad y pureza de alma, en tanto que el segundo desea conseguirlo a costa de violencia.También hay lirismo en dúos de enamorados, luminosidad, simpatía y sensualidad.
No por bueno y gentil al Lord of the Dance y a su bando les falta coraje. A la hora de la pelea saben enfrentarse con valor y sin trampas, algo que los diferencia de la otra pandilla, que prefiere jugar sucio.
Cincuenta bailarines desarrollan en 29 números musicales una historia naive, en la que también están involucradas Saoirse, la chica buena, de generoso corazón, y Morrighan, la Tentadora, su contrapartida. Algo de los mitos celtas aparecen en los personajes de El Pequeño Espíritu, un duende que cuya flauta tiene virtudes mágicas, y de la diosa Erin, que canta ensoñadores temas aliados con el argumento.
El baile es el gran protagonista y tiene sus peculiaridades. Los brazos cuelgan libres a los lados del cuerpo mientras los intérpretes acaparan la atención con el vértigo de los pasos y la potencia de la música. Son las piernas y los pies los que dicen todo, en una fervorosa seguidilla que mixtura zapateo, fuerza descomunal, una intrincada batería que tanto entrelaza los talones como las puntas de los pies, y una suerte de poderosos grand battments que ejecutan las chicas. Luego están las danzas de conjunto, en las que el sonido del taconeo y la rapidez de los pasos provocan sensaciones viscerales
Las batallas de las facciones antagónicas se traducen en una especie de pregunta y respuesta de tacos repicando sobre el escenario. Cuando prende la mecha del odio, el sonido y la dificultad de los pasos va in crescendo. Entonces, en el público, la emoción golpea con tanto vigor como las piernas hacen tronar el piso. La magistral banda musical de Hardiman emplea instrumentos tradicionales y ultra modernos, pero las dos violinistas en vivo y el duende, ejecutando una pequeña flauta, dotan al espectáculo de un encanto especial. En síntesis, Lord of the Dance, show que conjuga el encanto de los musicales con la música celta, deslumbra y emociona por la apasionada entrega y fogosa personalidad de toda la compañía.
Espectaculos:
1998 Lord of the Dance
2001 Fleet of Flames
2005 Celtic Tiger
Michaesl Flatley ha sabido conjugar la cultura celta con la acrobacia y acaparar la atención del público masivo en la danza irlandesa.
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