El Silencio no es la ausencia de sonido. Mientras exista el mundo como una entidad física y material, la vibración o el sonido estarán presentes. El silencio es el útero en el que se concibe y se nutre el sonido, la matriz desde la cual emerge al mundo del tiempo, el espacio y la audición. El silencio es dinámico: del silencio nació la Palabra, creadora de vida, mundos y seres. En el útero el sonido germina y crece, y también es formado por medio el silencio, en el cual se cobija. De igual modo que el útero de la madre se dilata y altera para acomodar al feto en desarrollo, así el silencio se expande y cambia, permitiendo el desarrollo del sonido que está próximo a nacer.
Cuando nos sentamos a meditar podemos alcanzar tal grado de quietud, que las vibraciones y los sonidos del silencio se vuelven audibles: el flujo de la sangre por las arterias; el ruido del aire que entra y sale por la nariz; el latido del corazón. Más allá de eso, podemos incluso escuchar silbidos, campanas, timbres; sonidos del eterno Silencio Interior.
La tensión, el movimiento, la energía del silencio; ésa es la otra cara de la música. El silencio informa al músico de lo que está a punto de nacer. Y cuando la música finaliza y el sonido se apaga en vibraciones que van más allá de la capacidad de percepción del oido humano,. aparecen nuevos sonidos en el silencio. El músico los saca a la luz con nuevos tonos, como nueva música.
El silencio no se produce exclusivamente entre los tonos de la música, o durante pausas rítmicas, o al final de una frase. El silencio es el terreno siempre presente del que surge el sonido. Si se eliminara este terreno, no podría haber sonido. Este concepto parece paradójico: ¿cómo puede existir el silencio mientras se produce el sonido?. La respuesta partece estar en el hecho de que el silencio y el sonido son una sola misma cosa: holográfica, interdependiente e inclusiva entre sí.
Esta interrelación que existe entre el sonido y el silencio puede representarse por medio de los simbolos chinos del yin y el yang en el círculo o la esfera: el punto blanco del yang, el sonido, dentro del negro yin, o silencio; y el punto negro del yin, el silencio, presente en el sonido blanco, el yang.No es una unidad estática e inmóvil, sino que es un proceso que fluye de forma dinámica.
Es toda una experiencia iluminadora escuchar música con un conocimiento conciente de la presencia continua del silencio dentro del sonido. Agudizar el oído y captar el silencio inherente y subyacente de la música, despierta un sentimineto de plenitud, de totalidad.
Esta experiencia está a nuestro alcance en todo sonido, péro se hace particularmente evidente en la música refinada de cualquier idioma.
Los músicos de jazz tienen un conocimiento instintivo del papel que desempeña el silencio en su música de tal modo, que hasta el oyente más inconsciente está preparado para responder a él sin saber por qué la experiencia de escuchar música resultó tan mágica.
Los músicos utilizan el silencio de igual manera que usan el sonido: como un medio esencial de producír música que hable de su esencia interior, de la esencia del oyente y de la relación que existe entre ellos. Escuche el silencio, ya que también habla y canta a través del sonido, creando, formando, transformando la vida y la energía, y la belleza en música.
Extracto del libro Musicoterapia (La Autotransformación por medio de la música)
Joanne Crandall
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