La ciencia de la respiración, como muchas otras enseñanzas, tiene doble aspecto: uno esotérico o interno y otro exotérico o externo. Su faz fisiológica puede ser denominada como la parte externa o exotérica del asunto, y el aspecto que vamos a considerar ahora, como la esotérica o interna.
Con le fin de evitar confusiones nacidas de las diferentes teorías concernientes a este gran principio, las cuales están comúnmente unidas a algún nombre dado a ese principio, nosotros lo designaremos en esta obra con el término prana, palabra sánscrita que significa energía absoluta.
Podemos considerarlo como el principio activo de la vida o fuerza vital si se quiere. Se encuentra en todas las formas, desde la ameba hasta el hombre, y desde la más elemental de la vida vegetal hasta la más elevada de la vida animal. Prana compenetra todo. Háyase en todas las formas animadas, y como la filosofía oculta enseña que la vida está en todo –en cada átomo-, podemos deducir de sus enseñanzas que prana está en todas partes y en todas las cosas, y que la aparente falta de vida en algunas de ellas es solamente un grado menor de manifestación. Prana no debe confundirse con el Ego –partícula del Espíritu Divino en cada alma- alrededor de la cual se aglomera materia y energía.
Prana, es simplemente, una forma de energía empleada por el Ego en su manifestación material. Cuando el Ego abandona el cuerpo, no estando ya más el prana bajo su contralor, responde únicamente a las órdenes de los átomos individuales o grupos de átomos que forman el cuerpo, y cuando éste se desintegra y resuelve en sus elementos originales, cada átomo toma consigo el suficiente prana para mantener su vitalidad y ser capaz de formar nuevas combinaciones, volviendo el prana no empleado al gran depósito universal de donde procede. Mientras hay contralor del Ego existe cohesión, y por su voluntad los átomos se mantienen unidos.
Prana es el nombre con que designamos un principio universal, el cual es la esencia de todo movimiento, fuerza o energía, ya se manifieste como gravitación, electricidad, revolución planetaria o cualquiera forma de vida, desde la más elevada a la más inferior. Puede ser llamado el alma de la Fuerza y de la Energía en todas sus manifestaciones, o aquel principio que operando de cierta manera produce la forma de actividad que acompaña la vida.
Este gran principio existe en todas las formas de materia y, sin embargo, no es materia. Está en el aire, pero no es aire ninguno de sus elementos químicos. Los animales y vegetales lo respiran con el aire, pero si éste no lo contuviera morirían, fuera cual fuera la cantidad de aire respirada. Es tomado por el sistema conjuntamente con el oxígeno, y, sin embargo, no es el oxígeno. El escritor hebreo autor del Génesis, conocía la diferencia que existe entre el aire atmosférico y el principio misterioso y potente contenido en él. Habla de neshemet ruach chayim, que traducido, significa: “la respiración del espíritu de vida”. En hebreo, neshemet significa la respiración ordinaria del aire atmosférico, y chayim¸ vida o vidas; mientras que la palabra ruach, quiere decir “el espíritu de vida”, que, según los ocultistas, es el mismo principio al cual denominamos prana.
Prana está en el aire atmosférico, pero está también en todas partes y penetra donde el aire no puede llegar. El oxígeno del aire juega un papel importante en el sostenimiento de la vida animal, y el carbono desempeña una función similar en la vida vegetal, pero prana tiene la suya propia y distinta en las manifestaciones de la vida, aparte de las funciones fisiológicas.
Estamos constantemente inhalando el aire cargado de prana, y constantemente también extraemos éste de aquél, apropiándolo para nuestro uso. Encontrándose el prana en su estado más libre en el aire, y en regular cantidad cuando éste es puro, los sacamos de esa fuente más fácilmente que de cualquiera otra. Los yoghis conocen que, por ciertas formas de respiración, pueden establecer determinadas relaciones con el depósito de prana y disponer de él para sus necesidades. No sólo fortalecen de esta manera todas las partes del cuerpo, sino que el cerebro mismo puede recibir un aumento de energía del mismo origen, las facultades latentes ser desarrolladas y adquirirse poderes psíquicos.
Aquel que posee la facultad de almacenar prana, sea consciente o inconscientemente, irradia a menudo vitalidad y fuerza que es sentida por los que entran en contacto con él, y tal persona puede comunicar su fuerza a otras y darles un aumento de vitalidad y fuerza que es sentida por los que entran en contacto con él, y tal persona puede comunicar su fuerza a otras y darles un aumento de vitalidad y salud. Lo que es llamado “curación magnética” se produce de esta manera, aunque muchos de los magnetistas no se dan cuenta del origen de su poder.
El oxígeno del aire es asimilado por la sangre y utilizado por el sistema circulatorio. El prana del aire es asimilado por el sistema nervioso y utilizado en su obra. Y así como la sangre oxigenada circula por todas las partes del organismo y cuida de su construcción y reparación, así también prana circula por todas las partes del sistema nervioso agregando fuerza y vitalidad. Si nos representamos a prana como el principio activo de lo que llamamos vitalidad, podremos formarnos una idea mucho más clara del papel importante que desempeña en nuestra vida.
De la misma manera que el oxígeno de la sangre es consumido por las necesidades del sistema, la provisión de prana es agotada por nuestros pensamientos, voliciones, acciones, etc., y se hace necesario, en consecuencia, una reposición constante.
Cada pensamiento, acto, esfuerzo de voluntad y movimiento de un músculo gasta una cierta cantidad de lo que llamamos fuerza nerviosa, la cual es en realidad una forma de prana.
Para mover un músculo el cerebro envía un impulso sobre los nervios y el músculo se contrae, ocasionando un gasto de prana proporcionado al esfuerzo realizado. Si se tiene en cuenta que la mayor suma de prana adquirida por el hombre le llega por medio del aire inhalado, es fácil apreciar la importancia de una respiración correcta.
Con le fin de evitar confusiones nacidas de las diferentes teorías concernientes a este gran principio, las cuales están comúnmente unidas a algún nombre dado a ese principio, nosotros lo designaremos en esta obra con el término prana, palabra sánscrita que significa energía absoluta.
Podemos considerarlo como el principio activo de la vida o fuerza vital si se quiere. Se encuentra en todas las formas, desde la ameba hasta el hombre, y desde la más elemental de la vida vegetal hasta la más elevada de la vida animal. Prana compenetra todo. Háyase en todas las formas animadas, y como la filosofía oculta enseña que la vida está en todo –en cada átomo-, podemos deducir de sus enseñanzas que prana está en todas partes y en todas las cosas, y que la aparente falta de vida en algunas de ellas es solamente un grado menor de manifestación. Prana no debe confundirse con el Ego –partícula del Espíritu Divino en cada alma- alrededor de la cual se aglomera materia y energía.
Prana, es simplemente, una forma de energía empleada por el Ego en su manifestación material. Cuando el Ego abandona el cuerpo, no estando ya más el prana bajo su contralor, responde únicamente a las órdenes de los átomos individuales o grupos de átomos que forman el cuerpo, y cuando éste se desintegra y resuelve en sus elementos originales, cada átomo toma consigo el suficiente prana para mantener su vitalidad y ser capaz de formar nuevas combinaciones, volviendo el prana no empleado al gran depósito universal de donde procede. Mientras hay contralor del Ego existe cohesión, y por su voluntad los átomos se mantienen unidos.
Prana es el nombre con que designamos un principio universal, el cual es la esencia de todo movimiento, fuerza o energía, ya se manifieste como gravitación, electricidad, revolución planetaria o cualquiera forma de vida, desde la más elevada a la más inferior. Puede ser llamado el alma de la Fuerza y de la Energía en todas sus manifestaciones, o aquel principio que operando de cierta manera produce la forma de actividad que acompaña la vida.
Este gran principio existe en todas las formas de materia y, sin embargo, no es materia. Está en el aire, pero no es aire ninguno de sus elementos químicos. Los animales y vegetales lo respiran con el aire, pero si éste no lo contuviera morirían, fuera cual fuera la cantidad de aire respirada. Es tomado por el sistema conjuntamente con el oxígeno, y, sin embargo, no es el oxígeno. El escritor hebreo autor del Génesis, conocía la diferencia que existe entre el aire atmosférico y el principio misterioso y potente contenido en él. Habla de neshemet ruach chayim, que traducido, significa: “la respiración del espíritu de vida”. En hebreo, neshemet significa la respiración ordinaria del aire atmosférico, y chayim¸ vida o vidas; mientras que la palabra ruach, quiere decir “el espíritu de vida”, que, según los ocultistas, es el mismo principio al cual denominamos prana.
Prana está en el aire atmosférico, pero está también en todas partes y penetra donde el aire no puede llegar. El oxígeno del aire juega un papel importante en el sostenimiento de la vida animal, y el carbono desempeña una función similar en la vida vegetal, pero prana tiene la suya propia y distinta en las manifestaciones de la vida, aparte de las funciones fisiológicas.
Estamos constantemente inhalando el aire cargado de prana, y constantemente también extraemos éste de aquél, apropiándolo para nuestro uso. Encontrándose el prana en su estado más libre en el aire, y en regular cantidad cuando éste es puro, los sacamos de esa fuente más fácilmente que de cualquiera otra. Los yoghis conocen que, por ciertas formas de respiración, pueden establecer determinadas relaciones con el depósito de prana y disponer de él para sus necesidades. No sólo fortalecen de esta manera todas las partes del cuerpo, sino que el cerebro mismo puede recibir un aumento de energía del mismo origen, las facultades latentes ser desarrolladas y adquirirse poderes psíquicos.
Aquel que posee la facultad de almacenar prana, sea consciente o inconscientemente, irradia a menudo vitalidad y fuerza que es sentida por los que entran en contacto con él, y tal persona puede comunicar su fuerza a otras y darles un aumento de vitalidad y fuerza que es sentida por los que entran en contacto con él, y tal persona puede comunicar su fuerza a otras y darles un aumento de vitalidad y salud. Lo que es llamado “curación magnética” se produce de esta manera, aunque muchos de los magnetistas no se dan cuenta del origen de su poder.
El oxígeno del aire es asimilado por la sangre y utilizado por el sistema circulatorio. El prana del aire es asimilado por el sistema nervioso y utilizado en su obra. Y así como la sangre oxigenada circula por todas las partes del organismo y cuida de su construcción y reparación, así también prana circula por todas las partes del sistema nervioso agregando fuerza y vitalidad. Si nos representamos a prana como el principio activo de lo que llamamos vitalidad, podremos formarnos una idea mucho más clara del papel importante que desempeña en nuestra vida.
De la misma manera que el oxígeno de la sangre es consumido por las necesidades del sistema, la provisión de prana es agotada por nuestros pensamientos, voliciones, acciones, etc., y se hace necesario, en consecuencia, una reposición constante.
Cada pensamiento, acto, esfuerzo de voluntad y movimiento de un músculo gasta una cierta cantidad de lo que llamamos fuerza nerviosa, la cual es en realidad una forma de prana.
Para mover un músculo el cerebro envía un impulso sobre los nervios y el músculo se contrae, ocasionando un gasto de prana proporcionado al esfuerzo realizado. Si se tiene en cuenta que la mayor suma de prana adquirida por el hombre le llega por medio del aire inhalado, es fácil apreciar la importancia de una respiración correcta.
YOGI SRI RAMACHARAKA
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